¿Se puede o no se puede? ¿Cuándo no es recomendable? El tema de la sexualidad durante el embarazo pocas veces se conversa abiertamente, pero es una de las inquietudes más recurrentes.
Cada pareja es distinta y lo único que está claro es que nada volverá a ser igual. Es más: algunos hombres se sienten más excitados al ver cómo cambia el cuerpo de su mujer, mientras que a otros los pone nerviosos la idea de hacerle el amor a su esposa embarazada.
En todo caso, sí podemos decirte que el sexo durante el embarazo no daña al bebé, ya que se encuentra muy bien protegido por el saco amniótico en el útero de mamá. Algunas mujeres sienten que el feto se mueve más después de un orgasmo, pero eso generalmente se debe a que se acelera el corazón de la mamá y ello provoca una reacción del bebé. Otras, sienten contracciones o calambres después de tener relaciones. Ello no es motivo de preocupación si se ha tenido un embarazo normal.
Es muy normal tener dudas y lo más aconsejable es preguntarle al médico qué recomienda en tu caso. Aquí encontrarás algunas respuestas generales. Sin embargo, estos lineamientos sólo se aplican en embarazos que no son considerados de alto riesgo y en los cuales no se han registrado sangrados ni complicaciones como la placenta baja. Por ejemplo, las mujeres que han perdido a sus bebés en embarazos anteriores, a veces no deben tener relaciones sexuales las primeras semanas para prevenir una nueva pérdida. Asimismo, quienes han tenido síntomas de parto prematuro, también debieran abstenerse, ya que el orgasmo podría desencadenar el trabajo de parto.
Casos en que es mejor no tener relaciones sexuales
En general, se dice que la pareja debe abstenerse de tener relaciones:
Cuando se teme un aborto espontáneo Cuando hay una placenta baja Cuando ya se ha dado a luz prematuramente en un embarazo previo Cuando hay sangrado vagina Cuando hay calambres Cuando la cérvix está dilatada Cuando la pareja tiene una enfermedad de transmisión sexual, como el herpes Durante el tercer trimestre de gestación cuando la mujer espera mellizos, trillizos o más bebés. En general, los embarazos múltiples requieren de cuidados especiales que deben conversarse con el médico. Guía para los 9 meses
Antes de darte una guía por trimestre, te reiteramos algo esencial: conversa con tu pareja. Es normal que cueste adaptarse al cambio. Lo importante es que ambos se digan qué sienten y qué necesitan. No hay que frustrarse si el deseo de la pareja ya no es el mismo de antes. Hay muchos factores que influyen y con una buena comunicación, es más fácil adaptarse a la nueva situación.
Primer trimestre
Si no ha habido indicación alguna de pérdida, generalmente no hay contraindicaciones para sostener relaciones durante los primeros meses de gestación. Sin embargo, muchas veces la mujer no se siente bien, lo que afecta directamente su deseo sexual. Es muy común que la embarazada presente náuseas y mareos, además de mucho cansancio y constantes ganas de orinar. Además, los cambios hormonales afectan los pechos, poniéndolos muy sensibles. Tanto, que a veces hasta la caricia más suave puede ser causa de dolor y molestia. La pareja debe ser muy comprensiva, ya que presionar a la mujer puede aumentar sus malestares. En el peor de los casos, si la mujer tiene náuseas todo el día, habrá que esperar al segundo trimestre de embarazo para reanudar las relaciones. En casos más leves, es aconsejable aprovechar de disfrutar en pareja cuando la embarazada se siente bien.
Segundo trimestre
Las hormonas siguen alterando la fisiología de la mujer y muchas embarazadas dicen que les aumenta el deseo sexual. Además, aumenta la irrigación sanguínea a la zona genital, lo que puede acarrear una respuesta sexual más intensa. Por otra parte, aumentan las secreciones vaginales, lo que puede hacer más placentera la relación sexual. Eso sí, hay casos en los que al hombre se le puede dificultar mantener la erección por lo resbaladizo. Algo que afecta en mayor o menor grado a la pareja es el cambio físico que sufre la mujer. Muchas embarazadas se sienten poco atractivas en la medida que aumentan de peso y les crece su vientre. Sin embargo, es importante que tomen conciencia de que están viviendo un momento muy especial y que en este caso, tener barriga significa algo muy lindo, pues adentro crece su bebé. Eso sí, conviene reevaluar la posición en que se mantienen las relaciones, ya que hay algunas que ejercen una presión innecesaria sobre el vientre materno. Por ejemplo, se sugiere evitar la posición con el hombre encima de su mujer, ya que a medida que avanza el embarazo, se vuelve muy incómoda.
Tercer trimestre
En esta etapa, muchas parejas dejan de tener relaciones ya que se les hace incómodo. Por una parte, la panza de la embarazada crea una verdadera barrera física que lleva a buscar posiciones distintas. Una de las más recomendadas en esta etapa es la de costado. Básicamente, la pareja se coloca lado a lado, para así no crear presión sobre el vientre. También se conoce como la posición de “cuchara”. Por otra parte, aumenta el temor de dañar al bebé, un mito bastante arraigado en la cultura popular. Como ya lo dijimos, el feto se encuentra protegido del mundo exterior en el útero materno, rodeado del saco amniótico y además, existe un tapón de mucosidad en la entrada del cuello uterino que crea otra barrera. Por lo tanto, te reiteramos que el acto sexual se considera seguro durante un embarazo normal. Algo que sucede comúnmente, pero que pocas veces se conversa, es que durante la estimulación sexual, a muchas mujeres les sale calostro de los pechos. Ese líquido es el precursor de la leche materna y no es motivo de preocupación. Sin embargo, si es algo que molesta a la pareja, hay que evitar estimular los senos. También se recomienda evitar la estimulación de los pechos cuando hay riesgo de dar a luz antes de la fecha esperada, ya que frotar los pezones puede acarrear contracciones uterinas en la futura mamá. Consulta con tu médico hasta qué semana te recomienda mantener relaciones con tu pareja.
En muchos países, se aconseja dejar de tener relaciones después de la semana 36, ya que un orgasmo podría desencadenar la rotura de la fuente de agua (de las membranas), especialmente si la cerviz se ha ablandado en preparación para el parto.