La edad no es el único factor que determina nuestro envejecimiento.
¿Siente que a sus 40 años parece tener 60? ¿O quizás a los 40 se siente como de 21? Tal vez la edad sea sólo un número, pero los expertos creen que no siempre es el factor correcto para medir la salud. Cada persona envejece a un ritmo distinto, según un estudio reciente que descubrió que los procesos del envejecimiento pueden comenzar en una etapa bastante temprana. El estudio calculó la tasa de envejecimiento de 954 hombres y mujeres con 26, 32 y 38 años. Al analizar la forma en que estas medidas cambiaron con el tiempo, los investigadores pudieron ver quién envejeció más rápido y quién más lento.
El objetivo de la investigación es poder identificar señales de envejecimiento prematuro antes de que se vuelva evidente más tarde en enfermedades crónicas, como males cardiovasculares, diabetes o limitaciones renales o respiratorias. «La intervención para revertir o retrasar la marcha hacia enfermedades relacionadas con la edad debe ser programada cuando la gente aún es joven», según el estudio, publicado por la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
Para medir el ritmo del envejecimiento biológico los investigadores apelaron a 18 biomarcadores separados. Desde medidas comunes, como niveles de colesterol y presión sanguínea, hasta otros menos conocidos, como la longitud de los telómeros, los extremos protectores sobre el final de los cromosomas que se acortan con la edad.
La mayor parte de los participantes del estudio envejecieron un año biológico por cada año cronológico. Algunos, sin embargo, sumaron hasta tres años biológicos por cada año cronológico, mientras otros no incrementaron su edad biológica durante el período de doce años del estudio. A los 38 años, las edades biológicas de los participantes variaban de 20 a 61 años.
Desde hace tiempo se realizan estudios que buscan la edad biológica, pero principalmente en personas mayores enfermas. Estudios anteriores tomaban en general sólo una lectura que comparaba la edad cronológica con la biológica y no analizaba el ritmo de envejecimiento con el tiempo.
«Esto dificulta la detección del mecanismo con el que se avanza en edad porque puede ser difícil separar el envejecimiento de un mecanismo específico de una enfermedad», dice Daniel Belsky, autor del estudio y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Duke. «También puede suceder que sea demasiado tarde intervenir efectivamente con algunos individuos» si tienen más de 40 o 50 años.
El estudio de Belsky y sus colegas tomó un grupo inusual: jóvenes nacidos en 1972 o 1973, cuyos biomarcadores habían sido registrados durante un período largo. Encontraron sus datos en un estudio que se realiza en Nueva Zelanda, en el que un equipo de científicos analiza una serie de medidas y comportamientos de salud desde el nacimiento hasta la muerte.
Biomarcadores Los 18 biomarcadores que eligió el equipo analizaron la función de órganos, como el hígado y los riñones, el sistema inmunológico, el metabolismo y la salud dental, entre otras medidas. Los resultados se compararon con otras pruebas que se suelen realizar entre personas de edad avanzada para medir el envejecimiento, incluidas funciones como el equilibrio, la coordinación, la fuerza al agarrar y las capacidades cognitivas. Los participantes que mostraron un envejecimiento acelerado en las pruebas de biomarcadores también tuvieron un peor desempeño en las otras pruebas.
Belsky espera que las fórmulas de biomarcadores que usó su equipo sean útiles en un escenario clínico dentro de unos años. Pero las medidas deberán ser confirmadas en estudios futuros que analicen distintas poblaciones. Los biomarcadores podrían dejarse de lado o sumarse, o darles un peso o importancia distinta.
El autor del estudio afirma que su equipo también busca investigar las diferencias en la rapidez con la que envejece la gente al analizar la genética, factores medioambientales y estilo de vida. Investigaciones previas en gemelos han sugerido que alrededor de 20% del envejecimiento puede atribuirse a los genes, así que hay muchos otros factores que pueden ser modificados para afectar el proceso de envejecimiento.
«El mensaje principal es que lo que nos sucede al final de la vida tiene raíces en una etapa más temprana», dice Stephen Kritchevsky, profesor y director del Centro Sticht para el Envejecimiento del Centro Médico Wake Forest Baptist en Carolina del Norte. «Invertir en salud en la mitad de la vida tiene recompensas cuando uno se hace mayor».