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Ya se conoce que el envejecimiento depende de tres factores determinantes: el genético en un 30%, el estilo de vida en el 50% y 20% en la forma de enfrentar el estrés. Estos dos últimos son conocidos como factores epigenéticos, los cuales corresponden hasta el 70% de la forma como se expresan nuestros genes.
Las personas heredan de sus padres el material genético dado por el 50% materno y 50% paterno, el cual puede ser beneficioso o no, dependiendo de la mezcla que se haya obtenido durante la fecundación. Esta información esta codificada en el ADN en los 23 pares de cromosomas y hasta 25.000 genes que contiene el Genoma Humano. Esta información está potencialmente guardada en el núcleo celular y solo se manifestará si existen los estímulos necesarios para que se expresen físicamente.
«En la medida en la que los individuos van creciendo, desarrollando, madurando y entrando en contacto con el ambiente, esta expresión genética se irá manifestando. Primeramente, en las características estructurales (color de cabello, ojos, piel, fisonomía, contextura, etc); seguidamente en la capacidad funcional (metabolismo, homeostasis, regulación, regeneración, etc). Estas pequeñas diferencias genéticas (menos del 0.01%) son las que nos diferencia unos de otros y se conocen médicamente como Polimorfismos Genéticos», explica el Dr. Juan Carlos Méndez, médico cirujano especialista en medicina antienvejecimiento del Centro Médico Antienvejecimiento.
Los genes se activan o inactivan dependiendo de los estímulos que reciban de su entorno, especialmente de ese 70% de factores epigenéticos que permiten la expresión de genes beneficiosos o perjudiciales que se hayan heredado. Por ejemplo, situaciones estresantes pueden activar genes cancerígenos.
Por otro lado, si heredamos la capacidad de generar proteínas HDL Colesterol tenemos la ventaja de estar protegidos contra la acumulación del colesterol en nuestras arterias; si por el contrario heredamos generar más cantidades de proteína LDL, nuestros niveles de colesterol pudieran estar genéticamente elevados.
Si se hereda la capacidad de producir enzimas antioxidantes (SOD, Glutation, Peroxidasas, etc) se tiene una gran capacidad antioxidante, incluso si los niveles de colesterol estén elevados.
«Por esta razón, es importante hacer una Determinación Genética del Envejecimiento, donde se evidencian los polimorfismos que se han heredados y con los cuales se realizan Protocolos Médicos Genómicos enfocados a promover los factores epigenéticos que favorecen y evitar los que perjudican. Algunos de estos protocolos pueden ser terapias antioxidantes, con vitaminas o plantas medicinales».
«Por ejemplo, la planta Ginseng estimula la producción de hormonas antiestrés. La Determinación Genética se realiza una vez en la vida, tomando una muestra de saliva y mucosa oral, la cual se envía a un instituto de análisis genético con resguardo legal en el exterior. Este emite un informe de los resultados que deben ser interpretados por médicos especialistas (genetistas y antienvejecimiento», afirma el Dr. Méndez.
Igualmente, se plantean genotratamientos en un futuro muy cercano, donde se introduce material genético que induce a la célula a producir proteínas beneficiosas que un individuo normalmente no produce por tener un daño congénito o adquirido (hemofilia, diabetes, etc) con muy prometedores resultados.