La Academia de Nutrición y Dietética destaca que todos los alimentos pueden ser parte de una dieta, siempre y cuando se consuman con moderación, respetando el tamaño de las porciones aunado a la actividad física.
La nutricionista Consuelo Pardo comenta: » No hay alimentos buenos o malos, solo dietas mal balanceadas. Cada uno de los alimentos que integran los diferentes grupos tiene una composición química y funcionan como un vehículo de nutrientes. Por esta razón, es de suma importancia que todos estén presentes en la alimentación diaria.
Las frutas son excelentes fuentes de vitaminas y antioxidantes, las carnes y lácteos de minerales y proteínas, y los cereales y tubérculos son fuentes de vitaminas y fibra. Incluso la grasa y el azúcar son importantes para el buen funcionamiento del cuerpo.
El secreto está en la moderación», comenta la especialista, quien añade que dentro de una alimentación balanceada es esencial mantener una correcta hidratación, ya que el líquido representa alrededor del 60% del peso corporal y participa en diferentes procesos como la digestión, respiración, absorción y excreción, además de ayuda a eliminar toxinas del cuerpo y mantiene la temperatura corporal.
La nutricionista sugiere disminuir la cantidad de comida servida y aumentar la porciones diarias que se ingiere durante el día, además la alimentación debe ajustarse a la cantidad de calorías diarias que necesita la persona.
La actividad física es importante en todo este proceso, por eso la recomendación para principiantes es hacer treinta minutos diarios de ejercicios, cinco días a la semana.
Pardo explica que el organismo identifica cuando se está sufriendo una situación restrictiva y busca optimizar sus funciones en pro de la supervivencia, lo cual logra a través de ajustes metabólicos y hormonales.
Ante la falta de energía, el organismo reacciona compensando esta deficiencia, disminuyendo el músculo (lo consume o gasta), esto tiene un impacto en el metabolismo, que a su vez se suma con el hecho de que posteriormente almacena energía extra en forma de grasas, haciendo más «eficiente» el uso de la energía: Menos necesidades (menor cantidad de tejido que requiere energía, que es el músculo) y mayor almacenamiento de energía en forma de grasas.
Al finalizar la dieta se tienen menos músculo para trabajar y un metabolismo lento, lo que permite ahorrar fácilmente la energía en forma de grasa, pero esto no es recomendable para enfrentar el día a día, por eso es mejor comer sano, rico y balanceado.