Siempre oímos decir que el desayuno es la comida más importante del día, pero ¿sabemos realmente por qué es así? Si bien esta afirmación es bastante categórica, los estudios relacionan al desayuno saludable con muchos beneficios ligados con la salud. Entre ellos se encuentran el control del peso y llevar una dieta más saludable, que conllevará a una mejora en el desempeño diario y a una reducción en los cambios en el humor.
Para conocer un poco más sobre la importancia de esta primera comida, la nutricionista Anunziata Morris, asesora del equipo de deportistas de Herbalife, nos brinda las claves para obtener los beneficios de un buen desayuno con tres puntos fundamentales:
Control del peso
Las personas que desayunan tienden a tener un índice de masa corporal más bajo a diferencia de las personas que no. Durante la noche, nuestro metabolismo es lento y conservador, por ello, necesitamos del desayuno para activarlo en la mañana. Las personas que no desayunan tienden a comer más en el transcurso del día, y estas comidas son consumidas en grandes proporciones, lo que lleva a las personas al sobrepeso.
Dieta más saludable
Las personas que desayunan tienden a tener una dieta más rica en nutrientes, incluyendo fibra, vitaminas y minerales, debido a que es el momento perfecto para incorporar frutas, lácteos bajos en grasa, huevos y granos enteros.
En el adulto mayor es sumamente importante, debido a que les sirve para incorporar una ración más de proteína en su dieta y esta población es vulnerables a tener deficiencias.
Mejor desempeño
Los niños que desayunan demuestran mejores niveles de concentración, memoria, coordinación y mayor capacidad para resolver problemas en la escuela.
Para los deportistas que entrenen en las mañanas, es importante tomar desayuno no más de 60 minutos finalizado el entrenamiento, para recuperar reservas de energía, regenerar el tejido muscular e hidratarse al mismo tiempo.
En este caso, el desayuno debería ser una fuente de carbohidratos ricos en nutrientes, como los granos enteros (el centeno, la avena, la quinua, el arroz integral o la cebada), frutas y verduras, proteína magra (pollo sancochado, jamón de pechuga de pavo) y grasas buenas (oliva, pescados grasos como la caballa, aguacate, nueces, y ajonjolí).
Opciones
Yogur griego con 1 cda. de nueces picadas y 1 fruta.
Omelet de 1 yema y 2 claras con tomate y champiñones más 1 tajadita de algún pan 100% integral.
60 gramos de pollo deshilachado con ¼ de palta y ½ de camote sancochado.
Batido con leche de soya, fresas, ½ plátano, 1 cda. de chía, 1 medida de proteína de soya en polvo, 1 cdita. de miel de abejas.