Una vez que recibes un diagnóstico de disautonomía tu vida no vuelve a ser la misma para bien o para mal, es decir, el impacto psicológico que genera saberte enferma es fuerte pero al mismo tiempo le pondrás nombre a muchos de tus males y con esto comenzarás el camino de una mejor calidad de vida.
La disautonomía es un padecimiento que no tiene cura, sin embargo puede controlarse si aprendemos a vivir con ella, por ello es que te comparto algunos trucos que me han ayudado a sobrellevarla y espero te funcionen también.
La parte emocional
Háblalo, sin duda el primer paso para comenzar el camino hacia una mejora es el desahogarnos. Quienes padecemos disautonomía compartimos la misma historia; un largo peregrinar entre médicos y exámenes terminando en la falta de comprensión o credibilidad de parte de quienes nos rodean así que cuando finalmente se nos da un diagnóstico, entramos en un proceso de aceptación donde el apoyo es muy importante.
Si sientes que aún así no encuentras eco entre tus allegados, entonces puedes recurrir a grupos de apoyo formados por más personas como tú y como yo, donde se comparten experiencias, datos médicos, contactos, apoyo emocional y todo lo referente a la enfermedad.
Hábitos saludables
Una gran diferencia en tu vida la harás tú misma adoptando ciertos hábitos quizá tediosos pero que sin duda mejorarán la calidad de tu día a día.
Beber agua será tu mejor instrumento, no salgas a la calle sin una botella de agua y procura beberla para evitar así la deshidratación.
Evita las multitudes; situaciones que te obliguen a estar encerrada o en aglomeraciones como bancos, súper mercados, iglesias, etc. Evítalas o bien procura estar siempre acompañada pues estas circunstancias son detonadores de síncopes y desmayos.
Come 5 veces al día en porciones pequeñas; con esto estarás activando la circulación de tu cuerpo y mantendrás los niveles de azúcar en sangre más estables.
Dile no a los carbohidratos y comidas saturadas; por su contenido sintético y saturado, los alimentos de este tipo traen muchos malestares a las personas con disautonomía, si no quieres experimentar molestos síntomas sácalos de tu lista.
Evita estar de pie y si lo haces que no sea de manera firme y recta, balancéate, cruza las piernas, ponte en cuclillas; lo necesario para mantener la circulación de tu sangre activa y evitar así un desmayo.
Alejarte del estrés le hará mucho bien a tu persona, dile no a cualquier tipo de estrés físico, mental o emocional; por ejemplo las desveladas, saltarte comidas, enojos, presión, etc.
No te auto mediques, desde ya este hábito es muy dañino y nada recomendado, más aún si tienes disautonomía pues nuestro cuerpo es muy sensible a muchos compuestos de las medicinas.
En general, apégate lo más que puedas a una vida sana, aliméntate con proteínas principalmente, verduras y frutas, duerme de 7 a 8 horas, bebe 2 litros de agua y trata de llevar una vida tranquila.
Atención médica
Por último y no menos importante, la guía médica es crucial para tu control y bienestar; la gran incógnita que los disautónomos llevamos por años fue sobre quién diagnostica esta enfermedad. Bueno ahora te digo que busques un buen médico internista con experiencia en el tema, cardiólogo electrofisiólogo y neurólogo. Dependiendo la afección de tu caso (porque cada uno es diferente aunque hay muchas constantes) ampliarás tu plantilla médica o no.
Con estas tres fases pronto aprenderás a vivir con la disautonomía y a recuperar poco a poco tu calidad de vida. ¿Cómo te sientes?
Cosmopolitan