Por Georgina Ferrer
Hace ya un tiempo que no me había podido sentar a escribir tranquila. La cantidad de proyectos en los que estoy metida no me habían dado espacio para hacer esto que tanto me gusta.
En los últimos meses he seguido descubriendo mucho acerca de salud y nutrición, he leído cientos de artículos y algunos libros y cada vez más la ciencia apunta a que la salud del ser humano radica en gran medida en sus hábitos alimenticios. Existen miles de teorías diferentes de qué comer y qué no comer, y todos tenemos que aprender a escuchar nuestro cuerpo y a ver qué es lo mejor para nosotros.
Estamos en pleno verano y normalmente las vacaciones nos sacan de la rutina, comenzamos a ser indulgentes con nuestros hábitos de vida y sin duda de alimentación. Me gustaría invitarles a hacer un reto que se me ocurrió para sobrevivir el verano en plena forma y de paso irnos formando buenas costumbres que nos van a servir a lo largo de la vida.
En esta ocasión no se trata de excluir por completo nada de nuestra dieta si no más bien de incluir elementos que faciliten nuestra digestión nos aporten más nutrientes y le den a nuestro cuerpo un equilibrio interno sin tener que limitarnos de todos los pecadillos que se nos presentan en días de asueto.
1. Toma un probiótico todas las mañanas en ayunas. Los probióticos son microorganismos vivos similares a los que habitan en el intestino humano. Una flora intestinal sana es indispensable para la salud en general ya que entre el 70 y 80 % del sistema inmunológico se encuentra en el intestino. Además de fortalecer tu sistema, regularizarte y ayudarte a la digestión tomar probióticos puede ayudar a evitar problemas de alergias en tu bebé. Los probióticos se encuentran naturalmente en el yogurt hecho con bacilos, miso y temphe (hechos de soya fermentada,) kombucha, col agria, verduras en escabeche, etc. Si no consigues nada de eso, hay suplementos que se venden en tiendas de productos orgánicos y naturistas.
2. Empieza el día con un jugo, batido, ensalada o platillo verde. Las hojas y verduras verdes además de darnos hierro, calcio y muchos otros minerales y vitaminas, limpian y oxigenan nuestra sangre y ayudan a regenerar la hemoglobina. Son una parte esencial en nuestra alimentación.
3. Elimina al máximo todos los alimentos procesados, come alimentos que vengan lo más parecidos a como están en la naturaleza. Trata de cocinar cosas sencillas que incluyan muchas verduras y vegetales, proteína de buena calidad y granos enteros.
4. Come grasas buenas . Aguacate, pescados como salmón y atún, aceite de coco extra virgen, aceite de olivo crudo, aceite de uva, aceite de linaza crudo.
5. Come proteína de buena calidad. Trata de que la proteína animal que comas sea de animales de libre pastoreo que crecen en granjas en las que caminan, les da el sol y son relativamente «felices». Cuando consumes pescado trata de que sea de origen salvaje y de pesca controlada en vez de peces de cultivo, especialmente peces blancos que vienen empacados en bolsas como Blanco del Nilo que están llenos de toxinas y hormonas.
6. Evita todos los colorantes artificiales. La mayoría de los alimentos procesados tienen colorantes que afectan tanto el comportamiento como la salud en general.
7. Toma mucha agua. El tomar agua ayudará a limpiar todo lo que tu sistema no necesita, además de que miles de procesos del cuerpo no se pueden realizar sin la cantidad correcta de este elemento en el cuerpo. Muchas veces cuando tenemos sed ingerimos bebidas azucaradas y/o carbonatadas, café, etc. y estas en vez de hidratarnos nos deshidratan además de que nos aportan muchos químicos y azúcares que se acumulan en el cuerpo y merman nuestra salud. Cuando te recomiendan tomar 8 vasos de agua mínimo al día, se refieren a 8 vasos de agua natural además de cualquier otro líquido que ingieras durante el día.
8. Mueve el cuerpo. Probablemente el estar fuera de la rutina durante estos meses no te permite hacer el ejercicio que realizas en tu vida diaria pero andar en bici con los niños, jugar frisbee, baseball, ir a remar, nadar con ellos o cualquier otro juego físico que puedas realizar con tus hijos te puede mantener en forma durante este período vacacional.
Cuando incluyas estos elementos en tu vida, trata de incluirlos también en la de tus hijos, verás que no es tan difícil como pensamos y sobre el ejemplo se construyen los valores. ¡Suerte y felices vacaciones!