Principios básicos del entrenamiento aeróbico y entrenamiento anaeróbico

¿Alguna vez has escuchado a la gente debatir sobre qué tipo de ejercicio deben de hacer? Mucha gente, recomienda hacer algo de cardio , y centrarse fundamentalmente en ejercicios de musculación, mientras otras personas abogan justamente por lo contrario. Con este lío montado, es muchas veces complicado acertar en qué debemos hacer. Pero hoy os voy a ayudar a explicar un poco mejor los conceptos de entrenamiento anaeróbico y el de entrenamiento aeróbico.

Entrenamiento anaeróbico y entrenamiento aeróbico El tipo de ejercicio que escojamos, está íntimamente ligado a nuestros objetivos. Por ejemplo, si nuestro objetivo principal es mejorar nuestra condición física y nuestra resistencia, deberemos dar prioridad al entrenamiento aeróbico, que incluye actividades prolongadas, como caminar, correr , nadar, andar en bicicleta, hacer remo, e incluso bailar.

Esto es sinónimo de cardiovascular, o de entrenamiento de cardio. Las actividades “anaeróbicas”, técnicamente no requieren de oxígeno para realizar la actividad; es decir, los combustibles que utiliza su cuerpo (como ATP o glucógeno) se procesan sin la necesidad de oxígeno. Por su naturaleza, estas últimas actividades son más intensas y no es sostenible prolongarlas en el tiempo.

El entrenamiento anaeróbico  incluyen carreras de velocidad, deportes de potencia, y el entrenamiento de fuerza (o resistencia muscular). Actividades como el entrenamiento pesado, mejoran la fuerza muscular y la resistencia muscular y ayudan a prevenir la pérdida de masa muscular que normalmente se produce con el envejecimiento y la inactividad.

¿Realmente importa qué tipo de entrenamiento escogemos? Probablemente, la respuesta es “sí”, y lo que debemos hacer es combinar dichas actividades con el fin de sacarlas un mayor rendimiento. No obstante, para sacar partido a dichos sistemas de entrenamiento, requiere más que entrenar sin más.

Por ejemplo, para ganar masa muscular, necesitaremos aumentar nuestras necesidades calóricas diarias, ayudándonos a controlar nuestro peso y a mejorar nuestros nivel de azúcar en la sangre. Para mejorar nuestra aptitud cardiovascular, nuestro programa de ejercicios debe incluir también ejercicios de componente aeróbico, para ayudarnos a conservar nuestra masa muscular y fuerza a medida que envejecemos, evitando perder fuerza y que la propensión a sufrir lesiones se mucho mayor.

Si queremos aprovechar al máximo las mejoras en nuestra capacidad aeróbica, necesitaremos hacer ejercicio de alta intensidad, ya sea moderada o dura, no sólo realizando actividades suaves. Las actividades intensas deberían suponer un complejo desafío, dando lugar a un incremento de la respiración y de la frecuencia cardíaca.

Como recomendación genérica, os recomiendo que no comencemos con los entrenamientos con una intensidad elevada, o podemos incrementar el riesgo de lesión. Sea cual sea el tipo de actividad que escojamos, deberemos trabajar con una cierta planificación, ya que nos basamos

Especialmente si somos principiantes, la programación debe ser suave y adaptativa. Los estudios han demostrado que se puede experimentar aumentos en la resistencia muscular haciendo 10 minutos diarios de ejercicio a intensidad moderada durante 3 sesiones por semana. Pero ésto, ocurre sólo al principio, y a medida que evolucionamos, cuesta más mejorar.

Sea como fuere, escojamos el método de ejercicio que escojamos (es decir,  entrenamiento anaeróbico o entrenamiento aeróbico ), lo importante es trabajarlo con planificación y apoyarlo con una buena alimentación. Cada método, necesita de un sistema de trabajo específico, que además, requerirá uno del otro para maximizar sus beneficios.

Si te ha gustado, ¡No olvides compartir! Facebook Twitter Google + Pinterest Compartir por Mail