P. D: La próxima vez, no te olvides de tu SPF

1. Limpia la piel

Lo primero es retirar todas las sustancias que puedan irritarte como restos de sudor, arena o maquillaje. ¿La norma? Presiona con una toallita suave sobre la dermis. Importante: ¡sin frotar!

2. Refréscate

Las mascarillas de biocelulosa se adaptan perfectamente a la dermis y son idóneas porque contienen activos muy específicos. Hazte con una que retenga el agua existente e hidrate mientras calma irritaciones y regenera la piel.

3. No pares de hidratar

Optimiza el proceso de curación y reduce la descamación manteniendo tus células en un ambiente fresco y limpio. ¿Un ejemplo? Las ceramidas son lípidos que reparan en tiempo récord las barreras dañadas.

4. Repara el daño

Una quemadura es una bomba de radicales libres, los cuales pueden provocar mutaciones en el ADN y acabar en cáncer. Tus aliados son los antioxidantescomo las vitaminas E y C o el té verde.

5. Camufla el delito

Si ves que te empiezas a poner como un tomate, la solución es una crema BB. Busca una que cubra imperfecciones, unifique y repare la piel mientras aporta ingredientes antioxidantes y SPF.

Palabra de experto

Conciénciate gracias a los consejos del Dr. Luis Ríos, especialista en cáncer de piel del Grupo de Dermatología Pedro Jaén.

1. Acuérdate de la norma del “dos”

Aplica el protector 20 minutos antes de la exposición al sol. Debes extender 2 gramos de fórmula por cada centímetro de piel y repetir el proceso cada 2 horas (o tras un chapuzón).

2. Fíjate en las zonas clave

Las áreas del cutis más propensas a sufrir lesiones son las de alrededor de la boca, la nariz y los ojos. Sin olvidar la frente y, por supuesto, ¡las orejas!

3. Recuerda las consecuencias

En España se diagnostican 3.000 casos nuevos de melanoma al año. Una quemadura hace que la piel esté más sensible y enrojecida pero, con el tiempo, puede aumentar la posibilidad de sufrir cáncer. Si una lesión no se cura en un par de semanas, debes acudir al médico.

Cosmopolitan