En general, cuando se hace uso de la palabra, es para referirse a la obesidad y se lo suele culpar por la dificultad para bajar de peso de algunas personas.

El metabolismo es un conjunto de reacciones químicas que se dan dentro de las células del cuerpo. Estas reacciones son las responsables de transformar todos los alimentos que se ingieren en el combustible necesario para llevar adelante todas las funciones vitales, desde respirar hasta moverse, y hacen posible que las células estén sanas y funciones adecuadamente.

Es decir que cuando se consumen alimentos se están consumiendo proteínas, grasas e hidratos de carbono que serán descompuestos en unidades más pequeñas por parte de moléculas denominadas enzimas. De este proceso resultarán aminoácidos, ácidos grasos y azúcares respectivamente, que serán entonces absorbidos hacia el torrente sanguíneo para dirigirse a las células del cuerpo y metabolizarse de modo que se libere o se almacene energía . El metabolismo consta de dos tipos de procesos: el anabolismo, que consiste en la fabricación de tejidos corporales y reservas de energía, y el catabolismo, responsable de la descomposición de tejidos y reservas de energía para utilizarla como combustible. Diferentes hormonas, producidas por el sistema endócrino serán las que regulen la velocidad y el sentido de estos procesos.

Cuando el metabolismo falla, aparecen las enfermedades metabólicas, que deben tratarse y controlarse. Algunas de ellas son:

· Galactosemia: es un trastorno heredado que se caracteriza por la dificultad para descomponer la galactosa, un azúcar componente de la lactosa, presente en los productos lácteos. Esto se da por una deficiencia en la enzima responsable de hacerlo.

· Fenilcetonuria: es otro trastorno hereditario caracterizado por un defecto en la enzima que descompone la fenilalanina, un aminoácido que forma parte de las proteínas de los alimentos.

· Hipertiroidismo: es una enfermedad que resulta de una producción excesiva de tiroxina por parte de la glándula tiroides. Esta hormona acelera el metabolismo basal, con lo cual se produce un descenso de peso, una aceleración del ritmo cardíaco, hipertensión, ojos saltones e inflamación de la glándula tiroides.

· Hipotiroidismo: es el caso contrario al hipertiroidismo, cuando no existe la glándula o la producción de tiroxina es escasa. Como consecuencia disminuye el metabolismo basal y provoca fatiga, disminución del ritmo cardíaco, aumento de peso y estreñimiento.

· Diabetes: puede ser de tipo 1, cuando el páncreas no produce o produce muy poca insulina, y la de tipo 2, cuando el organismo no responde a la insulina adecuadamente. Síntomas típicos de la diabetes son la necesidad frecuente de orinar, la sed y el hambre extremos. A largo plazo puede tener complicaciones como problemas en riñones, en los nervios, retinopatías, ceguera y enfermedad cardiovascular.

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Ese proceso es el metabolismo en sí mismo  y  es,   mediante el,   que el cuerpo recibe la energía y el combustible  que requiere para funcionar.

Particularidades  sobre el metabolismo

Se trata de las reacciones químicas que se presentan en las células del cuerpo  y  que transforman  o  convierten las sustancias nutritivas que provienen de los alimentos,   en la energía necesaria para la vida misma.

Incluso,   cuando estamos en reposo  el metabolismo  está haciendo su trabajo, dado que necesitamos energía para respirar,   para fabricar la masa muscular, para la digestión,   la  circulación de la sangre    y  demás.

Ahora,   la energía que no se utiliza,   se almacena en el cuerpo   a  manera de  grasa.

En lo que respecta a  la tasa metabólica, digamos que es  la velocidad con la que el cuerpo  utiliza la energía disponible   o,   lo que es lo mismo,   quema las calorías.

A medida que  ostentemos más masa muscular  y  menos grasa,   más rápida es la tasa metabólica.

Además,   después de los  40  años  la tasa metabólica tiende  a  tornarse más lenta,   puesto que se pierde masa muscular.

La tiroides es el órgano del cuerpo que regula el metabolismo,   ya que produce hormonas  que influyen en casi todas las facetas del funcionamiento del organismo.

Es así como,   por ejemplo,   la tiroides determina  la rapidez  o  la lentitud con las  que se queman las calorías,   el almacenamiento de grasa,   la creación de proteínas  y  demás.

Cómo  acelerar el metabolismo para quemar grasa

El ejercicio  es imprescindible,   dado que el cuerpo está constantemente  quemando  calorías  o,   lo  que es lo mismo,   quemando grasa  incluso cuando estamos en reposo.

Ahora,   cuando  estamos descansando,   incluso,   la tasa metabólica es más alta en las personas que tienen una mayor masa muscular.

Por tal razón,   los ejercicios anaeróbicos  (como alzar pesas)  son  bastante efectivos.

Tomar agua es otro de los métodos más eficaces  para  acelerar el metabolismo  y,   por ende,   para quemar grasa.  Si estamos deshidratados,   el metabolismo se torna más lento.

Por tal motivo,   es aconsejable tomar  entre  8   y  10  vasos de agua al día.

De otro lado pero en el mismo orden de ideas,   tenemos que lo más recomendable es  comer pequeñas cantidades  varias veces,   que  ingerir comidas  abundantes  y  espaciadas.

Eso sí,   no debemos ingerir  más  de  1.200  calorías al día,   pues la tasa metabólica  se hará  más  lenta.

Sazonar las comidas con ingredientes picantes,   es  otro buen método para acelerar el metabolismo.  La capsaicina presente en los ajíes  y    los pimientos, p. ej.,    aceleran la tasa metabólica.

Otro factor importante a  tener en cuenta,   se constituye por el hecho de que, consumiendo carne de res magra, pechuga de pollo,   pavo,   pescado,   etc., se queman más calorías por la digestión de proteínas.

Cuando se ingieren grasas  y  carbohidratos,   en cambio,   se queman menos calorías.

De otra  parte,   tenemos que el café acelera la tasa metabólica.  Pero,   debe ser ingerido con moderación. Además, una taza de café en las mañanas  nos da la energía suficiente  para  trabajar.

Tenemos,   también,   al infaltable té verde que  aumenta la tasa metabólica durante  unas  dos horas.  Por tanto,   entre  3  y  4  tazas de té verde al día,   ayuda a quemar grasa  un  17%  más de lo normal.

Uno de los factores más importantes a la hora de acelerar el metabolismo  y,   de paso,   quemar grasa,   es abstenerse de las  «dietas milagrosas».

El peso que se pierde en estas dietas proviene de la masa muscular,   tornando más lento el metabolismo. Por tanto,   no se puede  acelerar el metabolismo para quemar grasa .

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