Podemos resumir en que el medio ambiente es todo lo que nos rodea. De este sacamos provecho en las muchas cosas que usamos a diario, como el agua, la comida, el combustible, las materias primas; sin embargo, al abusar de estos recursos ponemos en riesgo al medio ambiente y lo agotamos.

Muchos pueden pensar que en tiempos de cuarentena no producimos tantos residuos como cuando estamos en nuestra vida normalmente, en la calle y usando medios de transporte, pero en realidad, puede que incluso sea todo lo contrario, al incrementarse nuestra estadía en casa aumenta el consumo de agua, electricidad y la producción de basura.

Este tiempo libre que podemos tener al estar en casa siempre podemos usarlo para educarnos y contribuir al cuidado del planeta.

1. Separe la basura: muchos de los residuos que producimos pueden seguir teniendo una vida útil, pueden reciclarse. Por lo que es recomendable tener diferentes depósitos o bolsas de distintos colores para separar los residuos. Pueden separarse, por ejemplo: a. desechos orgánicos (cascaras de frutas o verduras, cabello, café, cascaras de huevo, etc.); b. desechos inorgánicos, estos residuos no se descomponen o tardan mucho tiempo en hacerlo, en estos entran los plásticos, cartón, vidrio. Estos a su vez pueden separarse independientemente, por ejemplo, los envases, el cartón, y los electrodomésticos separados.

• Use productos que puedan reutilizarse: aproveche de los residuos que ha reorganizado y reutilícelos, por ejemplo, puede usar los envases de vidrio o plásticos. Puede invertir también en servilletas de tela en vez de usar las de papel y gastar lo que podría ser un paquete de estas por semana.

• Haga uso eficiente del agua: el agua es un recurso vital y finito, hay que encontrar maneras de ahorrarla y aprovecharla sabiamente. Puede empezar a cerrar el grifo cuando lave sus dientes o enjabone sus manos, cerrar bien los grifos para evitar fugas de agua y desperdicio de ella. Cuide bien del aceite que usa a la hora de preparar comidas, no lo deje caer por el desagüe pues puede causar la contaminación de varios litros de agua, además, separar este elemento del agua suele ser muy caro. Reutilice el aceite, cuando vea que ya no puede seguir haciéndolo para sus comidas, puede intentar fabricar jabones, velas, o ponerse en contacto con diferentes empresas donde puede ir a entregarlo.

• Energía: a pesar de que en la mayoría de la población los empleos se han vuelto a la plataforma de internet, es importante recordar que no se deben dejar cables conectados, gastando energía innecesaria. Al igual que no encender las luces cuando nos encontramos en un espacio donde entra la suficiente luz solar, sus facturas y el planeta lo van a agradecer.

• ¡Luz solar!: si, tiene que ver con el punto anterior. Aproveche de la luz solar mientras esta dure, le puede servir para reducir el precio de sus facturas, ya que no necesitara de la luz artificial para poder ver. Además, no olvide acercarse un rato a los rayos del sol cuando pueda, si tiene balcón, mucho mejor. Tome la mayor cantidad de sol posible, recupere la vitamina D que no se puede tomar debido al confinamiento. La vitamina D es necesaria para la salud y para mantener los usos fuertes, y el sistema inmunitario la emplea para combatir los virus y bacterias que lo invaden.

El carbono es un elemento químico que abunda en la naturaleza. Se presenta en varias formas alotrópicas. (la propiedad de algunos elementos químicos de presentarse bajo estructuras moleculares diferentes: carbón, grafito y diamante).

Las emisiones de carbono resultan de la liberación de carbón en la atmósfera. Hablar de las emisiones del carbón en la atmósfera es hablar de los efectos de invernadero, el principal generador del cambio climático. Las emisiones son a menudo calculadas como equivalentes en dióxido de carbono, con lo cual nos referimos a las «emisiones de carbono» cuando se incrementa el efecto del calentamiento. Desde la revolución industrial las quemas de combustibles fósiles se han incrementado con una correlación directa al incremento del dióxido de carbono en la atmósfera y con ello al rápido crecimiento del calentamiento global.

El gas de invernadero es un gas que absorbe y disemina radiación en la atmósfera. Cuando los gases de invernadero permiten que la energía solar penetre en la atmósfera en lugar de «radiarla» al espacio como radiación infrarroja, esos gases absorben radiación, la atrapan y retienen en la atmósfera. Este efecto de gas de invernadero es la contribución primaria que los humanos están haciendo para crear el cambio climático.

Las emisiones de gas de invernadero pueden ocurrir en forma natural a través de procesos biogénicos como la descomposición de materias biológicas, incendio de bosques y fermentación. Las fuentes antropogénicas que provocan los gases de invernadero incluyen:

1. Quema de combustibles fósiles.

2. Deforestación.

3. Fermentación de desperdicios biológicos.

4. Emisiones de metano.

5. Emisión de gases fluorinados de los sistemas de refrigeración.

6. Sustancias para pagar incendios.

7. Uso de fertilizantes sintéticos derivados del nitrógeno.

El cambio climático son los patrones de cambio a largo plazo que se presentan en una región específica de la tierra o globalmente. El calentamiento global es justamente un aspecto del cambio climático, que es la elevación de la temperatura en la superficie de la tierra originada por cambios en las regiones, lo cual incluye precipitaciones, temperatura, cubierta nublada, etc.

El cambio climático puede producir:

1. Incremento de la temperatura de la tierra.

2. Elevación del nivel del mar.

3. Derretimiento de glaciares.

4. Cambios en las precipitaciones.

5. Aumento de los climas tales como ondas extremas de calor, huracanes y lluvias abundantes.

6. Expansión de los desiertos.

7. Calentamiento del planeta.

8. Incremento de insectos.

9. Acidificación de océanos, creando caídas de la población pesquera y muerte de los arrecifes de coral.

Fuente: www.ecolite.com

Twitter: @SalvadorGLignan

El aumento de la contaminación del aire con partículas de hasta 10 microgramos por metro cúbico reduce la esperanza de vida de las personas expuestas a la polución a entre 9 y 11 años de media, cuando se pensaba que lo hacía entre uno y dos años.

Ésta es la conclusión principal de un estudio realizado por Mikael Skou Andersen, de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), y publicado en la revista ‘Ecological Indicators’.

Andersen apunta que es necesaria una manera sólida y consistente de determinar el beneficio económico de reducir la contaminación atmosférica para contar con datos convincentes que animen a los países a reducir el uso de combustibles fósiles.

Cuando se queman combustibles fósiles se liberan pequeñas partículas que contaminan el aire. Se sabe que esto causa muertes prematuras y las políticas que apuntan a reducir el consumo de combustibles fósiles a menudo mencionan los beneficios potenciales para la salud (y el ahorro de los costes asociados) relacionados con la disminución de la polución atmosférica.

Sin embargo, el cálculo de los costes asociados a las muertes prematuras causadas por la contaminación del aire es complejo y produce resultados muy diferentes debido a las diferentes metodologías utilizadas, puesto que el relacionado con el consumo de combustibles fósiles es tres veces superior en Estados Unidos que en la UE.

«La literatura existente es ambigua y hay diferencias en los enfoques adoptados en la UE y EEUU para explicar estos costes. La gente está dispuesta a pagar un precio para reducir los riesgos de morir prematuramente siempre que tengamos una comprensión de las implicaciones y magnitudes de tales riesgos», explica Andersen.

En Estados Unidos, el análisis coste-beneficio de la reducción de la contaminación atmosférica se basa en el número de vidas salvadas, con una vida estimada actualmente en 7,4 millones de dólares (6,5 millones de euros).

Sin embargo, la UE lo calcula en función de la esperanza de vida, puesto que la mayoría de las víctimas de las muertes relacionadas con la contaminación atmosférica tienen entre 70 y 80 años, por lo que se cree que la vida se acorta uno o dos años, lo que significa una estimación inferior de costes.

78,9 años Para calcular una cifra más exacta, Andersen usó una tabla de mortalidad de 100.000 personas con una distribución por edades que coincide con la población actual, la cual mostró las tasas de mortalidad estimadas por edad.

Andersen determinó el número de personas que se espera que sobrevivan en cada grupo de edad y lo agrupó para producir el número total de años de vida esperados. A continuación, simuló el efecto de la exposición a largo plazo con el aumento de la polución (por partículas de hasta 10 microgramos por metro cúbico de aire) sobre la mortalidad.

En consecuencia, la edad promedio de una víctima de la contaminación atmosférica es de 78,9 años y su pérdida media de esperanza de vida es de 9 a 11 años, mucho más tiempo que una estimación frecuentemente citada de uno a dos años. A modo de comparación, la pérdida de años de vida en las víctimas mortales de tráfico es de 35 a 40 años.

«Hay preocupación por la contaminación del aire y sus impactos en la salud, más aún después del ‘dieselgate’. Muchos países europeos son incapaces de cumplir los estándares de contaminación del aire que han acordado en la Unión Europea. Tenemos que entender el verdadero impacto de la exposición a largo plazo de la contaminación del aire para desarrollar políticaS mejor informadas y reducir el consumo de combustibles fósiles», concluye Andersen.

Las masas de agua que ocupan un 70 por ciento de la superficie de la tierra mejor conocidas como océanos, son un pilar para la vida puesto que generan la mayor parte del oxígeno que respiramos y absorbe una gran cantidad de las emisiones de carbono que se producen en el planeta, además de ofrecer comida y regular el clima.

Hoy es el Día Mundial de los Océanos y la salud de estos cuerpos de agua que los conforman están en estado «crítico» y la presión sobre los ecosistemas costeros y marinos crece debido al aumento de la población. En el Pacífico, Atlántico, Índico, Antártico y Ártico, permanecen más de cinco trillones de plástico en sus espacios, según The Ocean Cleanup, los cuales afectan los ecosistemas, la salud y la economía.

Esos desechos matan un millón de pájaros y a unos 100 mil mamíferos marinos al año. Se estima que el 80 por ciento de la contaminación marina procede de actividades en la tierra. Yaritza Castillo, coordinadora de la Fundación Dos Aguas, explicó que esa cantidad infinita de basura no disminuye, pese a que muchas personas buscan, exhaustivamente, recuperar los espacios «críticos».

Reitera que no es el momento de celebrar, pero tampoco de detenerse. «Debemos conmemorarlo y crear consciencia. No podemos darle la espalda a la naturaleza y el que estén contaminados afecta todos los espacios de nuestras vidas a corto, mediano y largo plazo».

Funciones 

«La tragedia» se acrecentó exponencialmente a partir del siglo XXI y sus funciones que juegan un papel fundamental en la conformación de las condiciones que hacen posible la vida de todos en el planeta están «amenazadas» y sin ellos «dejaríamos de existir».

Los océanos actúan como pulmones del planeta y según distintas ONG, los productos del mar son la principal fuente de proteínas para, al menos, una de cada cuatro personas en el mundo. Más de la mitad de la vida en la tierra se encuentra bajo la superficie del océano y estos contienen el 96 por ciento de toda el agua que existe el globo terráqueo.

El 5 de diciembre de 2008 y tras resoluciones de la ONU, se estableció que cada 8 de junio fuese Día Mundial de los Océanos, esto para crear consciencia sobre el crucial papel que desempeñan en la vida y buscar las maneras de protegerlos, sin embargo, la presión humana, sobreexplotación pesquera, desconocida e ilegal,  prácticas insostenibles, contaminación marina, destrucción del hábitat, especies invasivas y cambio climático le están causando un «grave» daño.

El tema «Demos una oportunidad a la Tierra» nos pide a todos y cada uno de nosotros que contribuyamos a sanar a nuestro planeta enfermo. A pesar de que se han hecho considerables esfuerzos y de que se han logrado importantes progresos, todavía persisten muchos de los problemas que afectaron a nuestro planeta en el siglo XX. Más que nunca, debemos adoptar las medidas necesarias para velar por que el medio ambiente siga siendo uno de los principales temas que se debaten en el mundo. Cabe observar que el logotipo del Año Internacional de las Montañas se ha incorporado al de nuestro Día Mundial del Medio Ambiente a fin de destacar cuán importante es ese año de las Naciones Unidas.

Las principales celebraciones internacionales del Día Mundial del Medio Ambiente se llevarán a cabo en la ciudad de Shenzhen y es un honor para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que la República Popular China sea el anfitrión de este importante día de las Naciones Unidas.

En general, nuestro programa consiste en dar a las cuestiones ambientales un rostro humano; facultar a los particulares para que se conviertan en agentes activos de un desarrollo sostenible y equitativo; promover el entendimiento de que las comunidades son fundamentales para que cambien las actitudes relativas a las cuestiones ambientales; y promover asociaciones que velen por que todas las naciones y los pueblos gocen de un futuro más seguro y próspero. El Día Mundial del Medio Ambiente es una celebración popular con coloridas actividades, como desfiles callejeros, paseos en bicicleta, conciertos ecológicos, competencias escolares con ensayos y carteles, plantación de árboles y campañas de reciclado y limpieza.