Superhéroes en la comida

El Observador /

En materia de nutrición hay conceptos que se ponen de moda y a partir de ellos se crean dietas que explotan sus propiedades. Hoy son los «superalimentos», un concepto que hace que ciertos ingredientes suenen como si estuvieran compuestos por una fórmula mágica, pero que al final de cuentas son productos al alcance de la mano.

La Clínica Mayo de Estados Unidos los llama » alimentos de alta densidad nutricional». Según esta institución, entran en esta categoría aquellos que cumplen con tres requisitos: que sean fuentes buenas o excelentes de fibras, vitaminas y minerales, que sean ricos en fitonutrientes y compuestos antioxidantes y que sean bajos en calorías .

La agencia de alimentos y drogas de Estados Unidos determina que es una fuente excelente si por porción contiene 20% o más del valor diario de determinado nutriente, y se considera una buena fuente cuando tiene de 10% a 19%.

Ingredientes raros Nombres como el de los «superalimentos» suelen venir con algunos preconceptos, como el de la dificultad para conseguirlos o que cuestan mucho dinero. Maren Torheim, nutricionista del Hospital Británico que la semana pasada brindó una charla sobre la temática, dijo a El Observador que estos productos suelen ser caros porque tienen muy poco procesamiento, lo cual los hace más perecederos. «Si bien parecen cosas raras, de repente uno gasta lo mismo en golosinas, cigarrillos u otras cosas», dijo Torheim.

En internet hay muchísimas listas de superalimentos que destacan las propiedades de cada uno. Si bien algunos de los ingredientes podrían parecer extraños (como las bayas de goji o la maca), muchos son de lo más comunes. Entre los más repetidos están la quínoa, que contiene hierro y un buen balance entre carbohidratos y proteínas; el coliflor, por su abundancia en vitamina C; y el boniato, por su enorme cantidad de vitamina A, C, hierro y calcio.

No hay ingredientes mágicos La nutricionista reconoció que, hace unos años, cuando recién surgía el concepto de superalimentos, consideró que se trataba de una movida de marketing. Sin embargo, luego de evaluarlo se dio cuenta de que este tipo de movidas transmiten que, de alguna manera, hay que cambiar los hábitos alimenticios.

«Muestra que la gente se da cuenta de que comer sano es un verdadero pilar de la salud. Que realmente hay que cambiar, que no podemos seguir comiendo lo mismo», dijo Torheim.

La especialista teme que este tipo de caracterizaciones genere la sensación de que estos alimentos son milagrosos. Lo ideal, dijo, es balancear la dieta habitual a la que la persona ya está acostumbrada agregándole estos productos, en vez de cambiarla por completo. Un ejemplo es incorporar semillas a la sopa o a las ensaladas.

«Hay que tener una alimentación completa y balanceada, y se puede completar con estos superalimentos. Siempre es mejor sumar que restar», dijo Torheim.

«Acá estamos hablando de la selección de los alimentos. Las otras dos patas son los horarios y la cantidad. Hay que balancear todo eso para realmente comenzar a comer de forma saludable», concluyó la experta.

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