El abuso de los analgésicos

El Observador /

No curan. Su dosis máxima terapéutica suele estar cerca de lo tóxico. Y los uruguayos abusan de ellos, en muchos casos porque desconocen los graves efectos secundarios que producen. Ante dolores de cabeza, musculares, que surgieron como consecuencia de un golpe o contracturas, las personas suelen utilizar analgésicos para aliviarlos. Son medicamentos cuyo efecto principal es disminuir las sensaciones dolorosas.

«El problema que tienen los analgésicos es que con los efectos beneficiosos que pueden provocar siempre producen algún efecto adverso», declaró a El Observador el director del departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina, Gustavo Tamosiunas, y agregó que las personas «suelen automedicarse» y «eligen la dosis pensando en que baje el dolor y no en prevenir un efecto tóxico».

En Uruguay, los analgésicos más consumidos son los que contienen ibuprofeno, paracetamol y ácido acetilsalicílico. Suelen ser utilizados para dolores de leves a moderados y, además, son antiinflamatorios.

Baja percepción de riesgo

Este tipo de medicamentos -aunque generan sensación de alivio- no tratan la causa ni los mecanismos que producen el dolor. Es decir que. si no se trata de dolores limitados en el tiempo, cuando las personas dejan de tomar analgésicos vuelven a aparecer.

Para el experto, el gran problema que existe en Uruguay y en el mundo es que la sociedad está muy medicalizada y recurrir a analgésicos está naturalizado, por lo que su consumo es muy alto. «Hay baja percepción de riesgo del uso de analgésicos. Como se pueden comprar sin receta, la población no es consciente del uso desmedido, del abuso que se está haciendo», sostuvo.

Según Tamosiunas, la exposición a este tipo de medicamentos ha aumentado en los últimos años, debido a que hay una alta disponibilidad (se adquieren en farmacias, ferias e incluso kioscos), se consideran inofensivos y «la publicidad presiona para comprarlos».

«Los analgésicos, cuando fueron concebidos de venta libre, fueron considerados a las dosis justas, en sujetos que no tenían comorbilidades (riesgos asociados, otras enfermedades) y usados durante un tiempo acotado. Las tres cosas se vienen degenerando y es un gran problema», afirmó Tamosiunas. Conflictos posibles El experto en farmacología consideró que los problemas en el consumo de estos medicamentos aparecen con el uso crónico, sobre todo en las personas que se automedican. Al verse como inocuos, es usual que se utilicen sin consultar a un médico y eso impide el control de las dosis.

El problema se vuelve peor en mujeres embarazadas y durante el período de lactancia.

Incluso, consideró que «la automedicación debería ser muy cuidadosa» porque los analgésicos interactúan con medicamentos, como los cardiovasculares o anticoagulantes, disminuyendo o aumentando su efecto.

«Los tres -el ibuprofeno, el paracetamol y el ácido acetilsalicílico- pueden retener un poco de sodio y aumentar la presión. Los analgésicos antagonizan o bloquean» los medicamentos cardiovasculares, aseguró Tamosiunas. Quienes ingieren anticoagulantes sobre todo tendrían problemas con el consumo de paracetamol y ácido acetilsalicílico porque producen hemorragias en el uso crónico y, al no coagular la sangre, puede ser peligroso para el paciente.

Ibuprofeno

Entre cuatro y seis horas

El ibuprofeno es más útil cuando el dolor es muscular o viene acompañado de inflamaciones. A pesar de que 200 miligramos de esta droga ya producen un efecto analgésico, hay dosis que contienen 400, 600 y 800 miligramos.

Según explicó Tamosiunas, por encima de 2.400 miligramos al día ya implica riesgo de toxicidad, aunque sea durante un período corto. «Empieza a aumentar el riesgo de hemorragias, lo que no quiere decir que a dosis más bajas no haya riesgo», sostuvo.

El ibuprofeno puede producir efectos secundarios, como malestar estomacal; puede agravar úlceras, por lo que se recomienda ingerirlo con una comida. En caso de tomarlo por varios días, es preferible incluir un protector gástrico.

Si se consumen pastillas con 400 miligramos de ibuprofeno por un corto período, el riesgo de que produzcan sangrados es bajo, aunque existen medicamentos que los aumentan, como los antidepresivos. Esto hace que «el riesgo empiece a ser significativo» si la persona consume antidepresivos y el ibuprofeno de forma crónica.

Por otro lado, consumir ibuprofeno es problemático para quienes toman anticoagulantes, por el riesgo de que se produzcan hemorragias.

Paracetamol

Cuatro horas

En el caso del paracetamol, además de ser un medicamento analgésico, es antipirético, por lo que es efectivo para bajar la fiebre. En contrapartida, es escaso su efecto para disminuir inflamaciones, por lo que para problemas de este tipo es recomendable utilizar medicamentos con ibuprofeno.

A pesar de que quienes lo consumen tienen poco riesgo de que les produzca una hemorragia o úlcera, el hígado tiene poca capacidad para metabolizar el paracetamol, por lo que es muy tóxico para el hígado. «La dosis máxima terapéutica está muy cerca de la hepatotóxica, por lo tanto se puede aumentar un poco la dosis -porque todavía no calmó el dolor- y estar cerca de la dosis tóxica para el hígado», explicó Tamosiunas. Por esa razón, en muchos países se ha disminuido la cantidad de pastillas por blíster o su tamaño. En ese sentido, Tamosiunas criticó que en Uruguay se venden paquetes con gran cantidad de pastillas y de dosis altas.

Por otro lado, el experto explicó que las personas deberían evitar consumir paracetamol si toman alcohol, una costumbre bastante incorporada en la sociedad, sobre todo en la población joven. Esto se debe a que el alcohol «baja el umbral del paracetamol», por lo que el paciente queda «más cerca de la dosis tóxica». Ácido acetilsaicílico Entre seis y ocho horas

El ácido acetilsalicílico fue uno de los primeros analgésicos en crearse, y tanto el ibuprofeno como el paracetamol fueron elaborados para cumplir con las mismas propiedades analgésicas, pero con menor riesgo de toxicidad gastrointestinal.

Como analgésico y antiinflamatorio se ha reducido su uso, porque a dosis altas tiene gran riesgo de provocar toxicidad. Sin embargo, se encontró que a dosis bajas puede prevenir los infartos en un grupo reducido de personas que tienen cardiopatía isquémica. En esos pacientes se utilizan dosis de 50 miligramos, mientras que el efecto analgésico recién aparece si se consumen entre los 325 y 500 miligramos.

«La intolerancia gástrica y el riesgo de sangrado han hecho que el ibuprofeno o el paracetamol sean los analgésicos más frecuentemente utilizados», explicó Tamosiunas.

Para el caso de traumatismos e inflamaciones, además, existen otro tipo de herramientas analgésicas que no son medicamentos. Utilizar hielo o calor en la zona inflamada, la acupuntura o las técnicas de relajación no solo reducen el dolor, sino que pueden llegar a eliminar los mecanismos que lo producen.