¿Dónde va a parar la grasa de los michelines cuando adelgazo?

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Uno de los equívocos más extendidos en relación con la quema de grasa hace referencia a los lípidos y, en concreto, al proceso de transformación que experimentan cuando iniciamos una dieta para perder peso o realizamos ejercicio físico. ¿Crees que la grasa se convierte en energía, en músculo, en sudor…? ¿Que se elimina por medio de la orina o a través de las lágrimas? Es posible que tu opinión se reparta entre todas estas posibilidades. “Todavía existen numerosos malentendidos erróneos o incompletos relacionados con los conocimientos nutricionales que conviene matizar y aclarar”, dice Silvia Lorente, experta en Fisiología de la Facultad de Farmacia y Nutrición de la Universidad de Navarra.

Sin embargo, hay alguna explicación con la que seguro que no contabas, la que aportan desde la Universidad de Nueva Gales del Sur (Sydney, Australia) el investigador Ruben Meerman y el profesor Andrew J. Brown: durante los períodos de adelgazamiento, la grasa corporal acaba en forma de dióxido de carbono y es expulsada a través de los pulmones.

De la cintura a la atmósfera

¿Quiere esto decir que el bacon, los chorizos y los polvorones de las comilonas de estas navidades acabarán formando parte del aire que nos rodea? Eso parece. Al menos es lo que se desprende del estudio realizado por los científicos australianos y publicado en el British Medical Journal. El trabajo concluye que la pérdida de 10 kilos de grasa exige la inhalación de 29 kilogramos de oxígeno y este proceso metabólico produce un total de 28 kilogramos de dióxido de carbono y 11 litros de agua. Para llegar a esta conclusión, los científicos analizaron la pérdida de peso desde una perspectiva bioquímica. Rastrearon cada átomo que se pierde en la grasa y descubrieron que de los 10 kilos de grasa eliminada, 8,4 kilos son exhalados en forma de CO2 a través de los pulmones.

No solo dióxido de carbono

Lorente advierte no es la única conversión. También se transforma en agua y energía. “La pérdida de grasa en nuestro organismo se debe a que es utilizada como combustible para la producción de energía que será aprovechada por nuestras células”, aclara la experta, quien nos recuerda que “si esa energía ingerida es mayor que la consumida, el exceso resultante se almacenará en forma de grasa y si se mantiene en el tiempo, dará lugar al sobrepeso y la obesidad”.

Así que una parte de esas malditas grasas almacenadas devendrá en dióxido de carbono, otra en agua y otra en energía. Pero, ¿qué pasa con los músculos? ¿No es verdad que el ejercicio convierte la flacidez de los michelines en un cinturón abdominal firme y duro? “No es correcto decir que la grasa se transforme en músculo”, asegura Lorente. “La grasa es transformada en energía en diversos órganos, siendo uno de ellos, el músculo. Pero no sería apropiado afirmar que la grasa pasa a ser músculo”. Y, no, la orina y el sudor no son otra vía de escape. “A través del sudor, la orina u otros fluidos corporales lo que se elimina principalmente es agua”, zanja.

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